Médicos y nutricionistas advierten que ninguna dieta o máquina es mágica. Dicen que sirven solamente si acompañan procesos largos y que impliquen cambios de conducta, como comer sano y hacer actividad física.

El verano se acerca aligerando la ropa y el anzuelo seduce. Basta ingresar en cualquier buscador de la web "tratamientos para adelgazar" para que una catarata de propuestas nos alegre el día con la promesa de que todo lo que uno esquivó durante el año puede lograrse en apenas días. No importa si pasó todo el invierno con la cola estrellada contra una silla; tampoco, si subió dos talles desde que en marzo guardó la bikini. "Baje 5 kilos en una semana", "elimine diez centímetros en tres sesiones". Suena bien, súper tentador, pero ¿cuánto hay de cierto en esos supuestos "milagros"?

Nutricionistas, médicos, endocrinólogos y deportólogos coinciden a rajatabla: "Nada". Todo aquello que, en materia de salud o estética, se promocione como "mágico" o prometa resultados en cuestión de días "carece de seriedad", subrayan.

Tratamientos con láser "para perder peso sin pasar hambre". Ozonoterapia anticelulitis. Cápsulas térmicas para recortar diez centímetros en un mes. Fajas adelgazantes. Electroestimulación... El abanico de tratamientos corporales que invadieron el mercado apoyados en nuevas tecnologías es amplio y hay que discriminar. "Algunos tienen fundamento científico y otros no, pero ninguno es mágico", coinciden los expertos.

"Hoy contamos con aparatología que puede brindar muchos beneficios si está bien indicada. Pero ninguna máquina resuelve nada en el corto plazo ni hace milagros. Los tratamientos localizados deben usarse como complemento y de manera artesanal, no masiva. El diagnóstico médico previo y durante el tratamiento es crucial, porque algunos pueden ser contraproducentes para algunos pacientes", dice Ana Cappelletti, médica especialista en endocrinología de la mujer.

A Cappelletti la desvela un tema que es anterior a la búsqueda de soluciones mágicas: "La neurotización de la mujer: a muchas les hacen creer que tienen una patología cuando su problema es exclusivamente estético. Les meten en la cabeza que tienen enfermedades que no existen". Es una tendencia asociada a cierta fobia al "sobrepeso ginoide" (de la cintura para abajo), que puede resultar feo, pero "no tiene riesgo cardiovascular", dice.

"Las mujeres tenemos tendencia a acumular más grasa que los hombres y a que se distribuya en la cadera, la cola y las piernas. Es algo ligado a la función reproductiva. Pero esos centímetros de más sólo generan enfermedades asociadas en caso de obesidad", explica Cappelletti, y arremete también contra la obsesión con la balanza y con el Indice de Masa Corporal: "Cada caso es particular: no existen valores ideales que le quepan a todo el mundo".

Julio César Durán, endocrinólogo y nutricionista del Centro de Investigación y Tratamiento de Obesidad, cuestiona lo que llama el "negocio de la desesperación". Para él, el mayor problema de estos aparatos "no es si son efectivos, sino cómo se promocionan: algunos, como la mesoterapia, ofrecen buenos resultados, pero en manos inexpertas pueden generar un efecto rebote posterior. Y otros, como las cápsulas térmicas, provocan pérdida de líquidos, pero no de grasas. A veces, en estas búsquedas, no sólo perdemos dinero sino también salud".

En el centro de estética Iobella coinciden en que hay "mucho chanta" afectando al rubro. Mónica Jorquera, su directora, enfatiza: "Es fundamental trabajar con profesionales y desde la salud: lo estético es secundario. Jamás decimos que un tratamiento te va modelar en un mes: los objetivos y posibilidades se ajustan a cada paciente".

Todos acuerdan: los tratamientos serios requieren tiempo. "Adelgazar es un proceso que implica cambios en la conducta alimentaria y en la actividad física. El sobrepeso es una enfermedad y el tratamiento debe considerar toda la situación clínica", dice Jorge Braguinsky, director del Posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro. "No es casual que las soluciones mágicas y el charlatanerismo florezcan en este terreno. Estos atajos florecen en el malestar psicológico, en la contradicción entre la imagen corporal socialmente exigida y las posibilidades de tenerla"

Fuente: clarin.com

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